Me lo dijieron mil veces, mas yo nunca quise poner atención. Cuando vinieron los llantos ya estabas muy dentro de mi corazón. Te esperaba hasta muy tarde, ningún reproche te hacía, lo más que te preguntaba era que si me querías. Y sin que tu notaras, la cruz de mi nostalgia solía cantar: Te quiero más que a mis ojos, te quiero más que a mi vida, más que al aire que respiro. Que se me paren los pulsos si te dejo de querer. No debía de quererte, y sin embargo: te quiero

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